miércoles, 3 de febrero de 2010

Hasta “Dios” se olvidó de Haití

De nuevo Haití aparece en los informativos, y de nuevo aparece para dar a conocer al Mundo una nueva tragedia de un país castigado por el destino. Un terremoto se ha cebado con el país más pobre de América y de todo el hemisferio norte, habitado por descendientes de esos esclavos que contra su voluntad fueron sacados de África. Una tragedia que es un suma y sigue que a día de hoy sigue sangrando a este miserable rincón del Caribe, sometido a lo largo de su corta historia por sátrapas y tiranos desde que en 1804 lograron su libertad y se convirtió en la primera república negra de América.

Las imágenes de los efectos producidos por el terremoto son dantescas. Nunca había visto en los medios, imágenes tan duras sobre los efectos de una catástrofe así, con cadáveres tirados por las calles junto a supervivientes que deambulan como zombis sin destino concreto. La destrucción es total sobre las pocas infraestructuras que tenían, quedando el país en un absoluto bloqueo, hasta el palacio del gobierno ha caído, como si una bomba nuclear hubiera barrido un enorme territorio.

Durante unos días, una semana a los sumo, se seguirá hablando de Haití, para que esos líderes mundiales del occidente opulento puedan pregonar a los cuatro vientos lo buenos que son, lo solidarios que son, enviando ayuda de primera necesidad, para una vez pasado ese tiempo olvidarse de nuevo de ese país, por llamarlo de alguna forma. La verdadera ayuda nunca llegará, la que les dé esperanza para vivir con dignidad, la que les cambie el destino trágico al que están abocados por el abandono del mundo desarrollado.

No cabe duda que tras la catástrofe de Haití, algún que otro creyente, de alguna que otra religión, se le podrá pasar por la cabeza dónde estaba ese ser divino al que tanta devoción le dedican y que tan bien trata a los más desfavorecidos, dónde estaba. Paradójicamente, hasta la catedral de puerto Príncipe ha quedado en ruinas. Sin acritud. Ojalá que al menos, este terrible castigo sirva para que el mundo rico no vuelva a dar la espalda a este desgraciado país.

Enero 2009

Rafa Calasanz
rafacalasanz@hotmail.com

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