miércoles, 3 de febrero de 2010

Envidia sana

Treinta años ha estado el PNV manejando los hilos de la “historia” en el País Vasco. Tres décadas de inmersión en lo relativo a la independencia y el adoctrinamiento del pueblo vasco a través de una hipotética historia reinventada, atribuyéndolo a asentamientos tribales de centroeuropeos que poblaron las montañas de Euskadi hace miles de años al igual que muchas otras tribus poblaron el resto de España, pero que sin embargo no han sido explotadas ideológica e identitariamente por las diferentes regiones del país, con la salvedad de los “suevos gallegos” y los seguidores de San Jordi. Si hubiéramos contabilizado las diferentes civilizaciones o tribus asentadas en las diferentes regiones de España, Andalucía tendría material para ser más nacionalista que nadie, pero no tuvimos esa oportunidad tras ser sometidos y empobrecidos por castellanos, incluyendo vascos y catalanes, hace más de quinientos años.

Volviendo al presente, lo que parecía algo impensable ha ocurrido. Los nacionalistas ya no son mayoría en el País Vasco. A pesar del esfuerzo realizado por el PNV y ETA en lo ideológico (ambos buscaban los mismos fines pero con diferentes medios), el elevado desarrollo económico, el bajo nivel de paro, el bajo índice en fracaso escolar, y por consiguiente el alto desarrollo educativo, además de ser líderes en políticas sociales, a pesar de todo lo anterior, los nacionalistas han fracasado.

Por desgracia, aún queda en España un último reducto de un régimen conservador (o progresista con marcha cambiada) con décadas de poder. Andalucía. Donde las cifras del paro se disparan, con una grave precariedad laboral, con un desarrollo económico a años luz de los vascos, con bajísimo nivel educativo, con “platos de lentejas” como política social y con nula voz en estamentos nacionales siendo la región más poblada. Y a pesar de todo lo anterior nos queda régimen para rato, observando como utilizan los recursos públicos en beneficio de unos pocos, de uno y otro lado, que sacrifican el desarrollo de un pueblo a cambio de perpetuarse en el poder como ocurrió
hace más de quinientos años.

Lo acontecido en el País Vasco me hace sentir envidia y, porque no, esperanza de que en Andalucía pueda ocurrir algo parecido para salir de este pozo en el que estamos inmersos.

Marzo 2009

Rafa Calasanz
rafacalasanz@hotmail.com

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